En los últimos años se están plantando muchos olivos, pero lo cierto es que se está produciendo una reconversión y caminamos hacia un modelo diferente: “intensivo o superintensivo”. En la actualidad el 85% del olivar de Tierra de Barros es de secano y su rentabilidad cada vez es más cuestionada. ¿Cuál es el futuro que le espera a estos cultivos?
Hablamos con Juan Asuar, director Técnico de José Ortiz Lavado SL
1.- ¿Cuáles son los retos a los que se enfrenta el olivar tradicional?
Hoy los costes de producción son mucho más elevados que hace 40 años, sin embargo, el agricultor no percibe por su cosecha un precio que haya subido en la misma proporción. La mano de obra, los seguros sociales, los equipos de protección individual, la maquinaria, los aperos, los fertilizantes, el gasóleo, la energía… han experimentado unos incrementos desorbitados que poco a poco han ido reduciendo la rentabilidad de esas explotaciones.
Pero además nos encontramos con que la mano de obra agrícola cada vez es más escasa. El relevo generacional está lejos de garantizarse, y cuando llega la hora de la cosecha tampoco contamos con jornaleros o temporeros que puedan llevar a cabo la recolección. Así, la falta de rentabilidad y la falta de mano de obra agrícola son los dos grandes desafíos que el olivar de secano tiene ante sí.
2.- ¿Qué puede hacer el agricultor ante esta situación?
Estoy convencido de que la revolución del olivar tradicional de secano pasa por la reconversión de las explotaciones a cultivos intensivos. La provincia de Badajoz tiene una superficie de 2.176.600 hectáreas y casi el 10% del total, más de 200.000 hectáreas, están dedicadas al olivar tradicional. De esa tierra de cultivo el 85% es apta para su reconversión en intensivo.
3.- Cada vez son más las explotaciones en setos que se ven por Tierra de Barros.
Una de las razones es que cada vez es más difícil encontrar mano de obra y esa mano de obra es cada día más costosa, por lo tanto, la rentabilidad de las explotaciones se reduce considerablemente. Además, la producción de un olivar extensivo (tradicional) es mucho menor que la de los superintensivos.
4.- ¿Cuál es la producción de aceite que puede dar una explotación en seto?
Una hectárea de olivar tradicional de secano reconvertida a superintensiva puede producir entre 800 y 1200 kilos de aceite, mientras que una hectárea de extensivo rondará los 600 kilos de aceite, por lo que la diferencia es notable, pero más allá de la producción, que es el objetivo final, lo que resulta verdaderamente interesante son los costes, que se reducen exponencialmente. En el caso de las explotaciones en seto de regadío la producción puede superar los 1.800 kilos de aceite por hectárea.
En ambos casos, secano y regadío, es fundamental hacer un manejo correcto, la poda es muy importante, pero también un correcto plan nutricional también será determinante en el resultado final. Todo esto hay que individualizarlo, no es lo mismo una tierra que otra y no es lo mismo regadío que secano.
5.- ¿Qué diferencia de costes de producción puede haber entre el olivar tradicional y el plantado en seto?
Este tipo de explotación está concebido para su mecanización, de manera que la mano de obra se reduce notablemente. Mientras que en el olivar tradicional la poda del árbol se realiza a mano uno por uno, cuando los tenemos dispuestos en seto esta tarea se lleva a cabo con una maquinaria agrícola dotada de discos que reduce exponencialmente el tiempo y el número de jornales.
La recolección también se realiza con una cosechadora reduciendo tiempo y los costes. Para hacernos una idea, mientras que el coste de esta máquina por hectárea puede situarse alrededor de los 300 €, en el olivar tradicional esa recogida a mano costaría más del doble. Podemos decir que mientras un olivar tradicional de secano tiene unos costes de producción de 2,20 €/kg para aceite virgen extra, el modelo en seto logra producirlo a 1,25 €/kg, mejorando notablemente la rentabilidad para el agricultor.
6.- Si tomamos como modelo una hectárea olivar de secano ¿cuál sería la inversión necesaria para esa reconversión en intensivo?
Los trabajos de suelo pueden variar según sea la tierra, y la implantación del olivar también. Puede que en algunos casos no haga falta poner estructura (espaldera) y en otros sí. Si vamos a un caso de los más comunes que estamos teniendo, contando preparación de suelo e implantación del olivar, podemos decir que puede salir por unos 2.500€ Hectárea, o sea unos 1.600€ fanega, y si ponemos espalderas, puede suponer unos 1.000€ más por hectárea, habría que estudiar cada caso, pues también depende de la variedad de olivo que se ponga.
7.- ¿Cuánto tiempo tardaríamos en amortizar esa inversión?
Dependerá de los precios del mercado y, por supuesto, del manejo de la plantación y de que la climatología acompañe o no. Nosotros analizamos cada caso concreto y proporcionamos un estudio económico, en el que contemplamos todos los gastos y los ingresos, además tenemos acuerdos con entidades bancarias para que al cliente le sea cómodo y viable hacer este tipo de inversiones.
8.- ¿No corremos el riesgo de que todo el mundo se embarque en una reconversión del olivar tradicional y el precio del aceite se desplome?
La demanda de aceite de oliva en el mundo no deja de crecer y la zona en la que nos encontramos es una de las más adecuadas para este tipo de plantaciones, en las que podemos obtener mejores cosechas. Hay que tener en cuenta que hoy el consumo de aceite de oliva virgen extra en el mundo apenas representa el 3% de todas las grasas vegetales que se consumen y es la más saludable, las cualidades que tiene un aceite de oliva virgen extra nada tiene que ver con el resto de aceites y grasas.
9.- Si tuviera que destacar tres ventajas de una reconversión de olivar tradicional en intensivo, ¿cuáles serían?
La reducción de costes que supone la mecanización de la explotación. Las tareas mecanizadas son menos costosas que la mano de obra.
Poder llevar a cabo las tareas de poda o recolección en el momento idóneo, algo muchas veces complicado ante la falta de personal para realizar trabajos agrícolas.
Y, por supuesto, la rentabilidad de la explotación, ya que la producción será notablemente superior a la que tiene un olivar tradicional de secano.